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Casupá: una decisión estratégica para la seguridad hídrica del Uruguay | Interpelación al Ministro de Ambiente Edgardo Ortuño


Interpelación al Ministro de Ambiente Edgardo Ortuño

Casupá no es solo una obra: es seguridad, soberanía y futuro.
Mientras el Proyecto Neptuno ponía en riesgo la salud de la gente con agua salada y contaminada, hipotecaba la naturaleza y entregaba la gestión de un recurso vital a privados, Casupá asegura reservas reales de agua dulce, bajo control público, con respaldo científico y ambiental.

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Es la respuesta estructural a la crisis hídrica y el camino coherente con nuestra identidad progresista: el agua es un derecho, no un negocio.

Casupá: una decisión estratégica para la seguridad hídrica del Uruguay

El debate sobre las alternativas para garantizar agua potable al Área Metropolitana tuvo durante años dos grandes opciones sobre la mesa: el Proyecto Casupá y el Proyecto Neptuno. La resolución adoptada marca un rumbo claro en materia de soberanía, sustentabilidad y coherencia política.

A continuación, repasamos por qué Casupá se consolida como la mejor respuesta para el país.

1.⁠ ⁠Seguridad y soberanía hídrica

Casupá ofrece una reserva de agua dulce capaz de garantizar muchos más días de abastecimiento seguro que Neptuno. Esto significa blindar al Área Metropolitana frente a posibles crisis, evitando la exposición de la población a riesgos de salinización o contaminantes del Río de la Plata.
Casupá multiplica la seguridad hídrica y protege la soberanía del agua.

2.⁠ ⁠Sustentabilidad ambiental

Mientras Casupá se desarrolla en una cuenca de agua dulce controlada y con impactos mitigables, Neptuno dependía de procesos energéticamente más intensivos y con riesgos inciertos para los ecosistemas costeros.
Casupá cuida el agua y la naturaleza; Neptuno era una apuesta riesgosa.

3.⁠ ⁠Legitimidad social y respaldo académico

La decisión de avanzar con Casupá se apoya en recomendaciones de la Academia, la Universidad de la República, la comunidad científica y diversas organizaciones sociales. Es un ejemplo de cómo las políticas públicas deben nutrirse del diálogo y de la pluralidad de voces.
Casupá es la opción de la ciencia y de la sociedad civil: una decisión democrática y madura.

4.⁠ ⁠Viabilidad económica y de gestión

Casupá implica una inversión pública estratégica bajo control estatal, asegurando transparencia y sostenibilidad de largo plazo. En cambio, Neptuno trasladaba la gestión de un recurso vital a la órbita privada, con mayores dependencias y costos inciertos.
El agua es de todos y para todos: Casupá garantiza gestión pública y transparente.

5.⁠ ⁠Coherencia climática y resiliencia

Casupá es la respuesta estructural a la crisis hídrica de 2023, aportando una solución de largo aliento. Además, está en línea con la Política Nacional de Cambio Climático y con compromisos internacionales asumidos por Uruguay.
Casupá es resiliencia climática y una verdadera respuesta al desafío del agua.

6.⁠ ⁠Cumplimiento del programa de Gobierno e identidad progresista

Avanzar en Casupá es cumplir con el programa de Gobierno: priorizar la seguridad hídrica mediante infraestructura pública. Se trata de una decisión que combina técnica y política: los días de agua son el dato científico, y la garantía de acceso justo es el compromiso político.
Casupá reafirma la identidad progresista: soluciones sustentables, justas y colectivas.

Uruguay cuenta con un sistema de abastecimiento de agua potable que alcanza al 99% de la población nucleada y al 95% de la población total. Actualmente existen 1.280.200 conexiones, de las cuales más de medio millón corresponden al área metropolitana, que concentra cerca del 60% del consumo nacional. La producción proviene en un 90% de fuentes superficiales (ríos, arroyos, lagunas y lagos) y en un 10% de fuentes subterráneas.

La planta de Aguas Corrientes es la principal del país: en 2024 produjo más de 208 millones de metros cúbicos de agua potable, lo que representa el 60% del total nacional. Su capacidad permite responder a la demanda actual de 600.000 m³ diarios, pero los estudios proyectan que en 2045 la necesidad será de 850.000 m³ diarios. Esto hace imprescindible ampliar la capacidad de reserva y diversificar las fuentes de abastecimiento.

La sequía de 2023 evidenció la vulnerabilidad del sistema. La represa de Paso Severino llegó a mínimos históricos y OSE debió recurrir al Río de la Plata. Durante 73 días, el agua que llegó a los hogares superó los niveles de salinidad permitidos, afectando la calidad y la confianza de la población. El episodio confirmó la necesidad urgente de contar con nuevas reservas de agua bruta.

Desde hace décadas, los estudios técnicos de organismos internacionales y nacionales recomiendan la construcción de la represa en el Arroyo Casupá como solución prioritaria. Esta obra permitiría más que duplicar la reserva actual de agua bruta, asegurando el abastecimiento frente al crecimiento demográfico y los eventos climáticos extremos.

En 2025, el nuevo gobierno incorporó el abastecimiento seguro de agua potable en los compromisos centrales de gestión. La estrategia definida incluye dos resoluciones clave: avanzar en la construcción de la represa de Casupá y renegociar el contrato heredado con el consorcio privado Aguas de Montevideo, descartando el proyecto Neptuno–Arazatí por sus altos costos, debilidades técnicas, riesgos sanitarios y cuestionamientos legales.

En su lugar, se definió un plan de obras de infraestructura que combina la represa de Casupá con nuevas plantas potabilizadoras en Aguas Corrientes y en el Arroyo Solís Chico, además del fortalecimiento de las líneas de bombeo. Este paquete permitirá aumentar la producción a 924.000 m³ diarios y garantizar una reserva total de más de 200 millones de m³ de agua dulce.

La fuente principal continuará siendo el Río Santa Lucía, que cuenta con caudal suficiente para abastecer el área metropolitana y cuya gestión ambiental depende exclusivamente del país. Para preservar su calidad, se han implementado planes de acción desde 2013, reforzados en 2019 y actualizados en 2025, que incluyen el control de fertilización, monitoreo de plaguicidas, protección de áreas de nacientes y acuerdos con productores para reducir el impacto de nutrientes en el agua.

En resumen, el camino trazado busca asegurar el acceso a agua potable de calidad para Montevideo, el área metropolitana y la Costa de Oro hasta 2045. La construcción de Casupá y la ejecución de obras complementarias representan una política de Estado que conjuga evidencia técnica, sostenibilidad ambiental y compromiso social, garantizando un recurso vital para el futuro del país.

Exposición en la cámara de Diputados y Diputadas del ministro Edgardo Ortuño:

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