Intolerancia y una memoria que no se mancha
Cada día que los restos de quienes sufrieron desapariciones forzadas siguen sin aparecer es un día más que demuestra la impunidad que sigue latente en nuestro país. Una impunidad que crece en la intencional omisión de quienes les parece no importar y atrasan la resolución de los delitos de lesa humanidad que se cometieron en el pasado muy -muy- reciente.
A esa verdad escondida y justicia que algunos están empeñados en que no llegue, en el corriente año se le han sumado atentados a distintos espacios de reparación necesarios para mantener viva la memoria y no dar marcha atrás que permita siquiera volver a asomar tiempos de tanto dolor, muerte y restricciones.
El último de ellos fue contra el Memorial en Recordación de los Detenidos Desaparecidos ubicado en el parque Vaz Ferreira, en el Cerro de Montevideo, que fue encontrado el pasado lunes 27 de agosto vandalizado con pintura, tal como muestra la imagen.
Meses atrás, también en la capital, sucedió con la placa ubicada en el callejón de la Facultad de Derecho que amaneció grafiteada sobre la inscripción “Nunca más terrorismo de Estado”. Y anteriormente dos placas de la memoria que se encontraba en el Hospital Militar y el ex Centro General de Instrucción de Oficiales de Reserva fueron pintadas por un militar retirado, y este último dato no es menor, de hecho.
Estos actos más que pintura desparraman odio y evidencian violentamente la intolerancia, reflejando de alguna manera los oscuros años que tuvieron como bandera las violaciones de los derechos humanos.
Es por esto que cada 30 de agosto reflexionamos respecto a lo que ocurrió en nuestro país, cuidamos la memoria y recordamos lo que todavía está sin resolverse para reafirmar el Nunca Más en el futuro. Y este en particular, sumamos el repudio.
Porque la memoria no se mancha y no se borra; 30 de agosto, Día Internacional de las víctimas de desapariciones forzadas.
Día de memoria, verdad, justicia y Nunca más.